JULIÁN BESTEIRO O LA HONRADEZ PERSONAL Y POLÍTICA.

El pasado día 27 de septiembre se cumplieron cuarenta años del fallecimiento de don Julián Besteiro Fernández, una de las personalidades más relevantes de la política española, destacado dirigente del Partido Socialista Obrero Español y una de las personalidades intelectual y personalmente más honestas que ha dado la política española. Quizá por ello se haya querido apartar su figura del recuerdo, por las muchas lecciones que dio con su comportamiento no sólo a sus adversarios, sino a sus propios correligionarios. El Partido Socialista Obrero Español prefiere hoy extasiarse con las extravagancias y extremismos de un Largo Caballero que con el rigor y sacrificio de Besteiro.

Nacido en Madrid en 1870 en el seno de una familia de la clase media y con algunos de cuyos integrantes no conservó precisamente lazos afectivos, Besteiro se educó en el seno de la Institución Libre de Enseñanda, donde logró adquirir unas amistades que le acompañaron durante toda su vida. Cursó los estudios de filosofía y logró por oposición la cátedra de psicología, lógica y filosofía moral del Instituto San Isidro de Orense, logrando posteriormente la cátedra en la Universidad Central. Entra en la política afiliándose al Partido Socialista Obrero Español el la segunda década del siglo XX, llegando a suceder al fundador, Pablo Iglesias, a la muerte de éste en diciembre de 1925. Tuvo una notable participación en la huelga general revolucionaria de 1917, llegando a ser condenado por su intervención en los hechos. Al igual que el fundador, Pablo Iglesias, no se pronunció abiertamente contra la dictadura de Primo de Rivera, régimen con el que el Partido Socialista llegó a colaborar explícitamente en las personas de Largo Caballero y Fernando de los Ríos. Tras la proclamación de la Segunda República, Julián Besteiro fue designado como Presidente de las Cortes Constituyentes, y desde entonces su pensamiento se caracterizó por su moderantismo frente al abierto extremismo por el que se lanzó Francisco Largo Caballero a partir de 1933. Largo, el antiguo colaborador de Miguel Primo de Rivera y primer Ministro de Trabajo de la Segunda República, se metamorfoseó en el nuevo “Lenin español”, llamando abiertamente tras las elecciones de 1933 al levantamiento armado contra la república (“con la bandera de la democracia no se puede ir más lejos”, “nuestro deber es traer el socialismo, cuando hablo del socialismo hablo del socialismo marxista, cuando hablo del socialismo marxista hablo del socialismo revolucionario; los medios, los que podamos emplear”), mientras que Besteiro sugería la moderación y el respeto a las reglas de la democracia parlamentaria. Sin embargo, triunfó el extremismo y fracasaron las apelaciones a la democracia, siendo descabalgado Besteiro de todos sus cargos en el PSOE en el verano de 1933 por oponerse a la radicalización del partido. Durante la guerra civil permaneció en Madrid y se negó a abandonar la capital como hicieran el resto de dirigentes republicanos. Azaña llegó incluso a concebir la idea de un gobierno republicano presidido por Julián Besteiro encargado de gestionar una paz negociada, pero los intentos fracasaron. No obstante, Besteiro fue uno de los miembros del Consejo de Defensa que entregaron la capital al ejército vencedor. Nuevamente, y con riesgo de su vida, rechazó huir de Madrid como hicieran Negrín, Ibárruri y otros. Afrontó con gran dignidad el ignominioso e injusto proceso al que fue sometido por los vencedores. El fiscal del caso, Felipe Acedo Colunga, antiguo alumno de Besteiro, no pudo reprimir la simpatía que sentía por el acusado, cuando indicó en su informe final que “Vais a juzgar a un hombre de concepciones honestas, de sentimientos honrados en su vida particular, en su régimen privado”; pero no se juzgaba a Julián Besteiro Fernández, sino que en su persona se juzgaba al Partido Socialista Obrero Español y, especialmente, el papel de éste en la guerra. La condena a muerte de Besteiro fue inmediatamente conmutada por la de cadena perpetua, pero Besteiro estaba enfermo y agotado, falleciendo en septiembre de 1940. Una vida honesta en lo público y en lo privado; una persona intelectualmente honesta y un espejo en el que los políticos de entonces y de hoy pueden mirarse.

Sin embargo, Besteiro está hoy en día olvidado. Los tres gruesos volúmenes de sus Obras completas preparados por Emilio Lamo de Espinosa que en 1983 publicara el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales se encuentran hoy totalmente descatalogadas y agotadas, y únicamente un milagro puede ayudar a encontrar algún raro ejemplar en alguna librería de viejo. Pocas biografías existen igualmente del personaje, como la debida a Andrés Saborit (esta sí recientemente editada) y la debida a Patricio de Blas Zabaleta y Eva de Blas Martín Merás. Es una lástima que personas tan honestas, tan íntegras, tan dignas de encomio sean sepultadas en el olvido.

Finalmente, me quedo con una impagable cita de Besteiro. “Saben muy bien que para adquirir riquezas hay varios caminos. Uno, el más largo y penoso, es el del trabajo. Por ese camino la mayor parte de las veces le sorprende a uno la muerte antes de llegar al fin. Otro camino, más breve, pero lleno de peligros, es el del manejo de la ganzúa y la palanqueta. Pero hay, sobre todo, un camino brillante y seguro: en él la ganzúa se sustituye con ventaja por una ley, y la palanqueta por un reglamento. Hechos la ley y el reglamento en provecho propio, ya se puede entrar con entera confianza en la morada del vecino trabajador y arrebatarle cuanto haya producido con su trabajo.” Como puede comprobarse, cita que puede aplicarse sin reservas al mundo de hoy.

1 comentario en “JULIÁN BESTEIRO O LA HONRADEZ PERSONAL Y POLÍTICA.

Deja un comentario